Huertos y cambio climático: 5 consejos para afrontar la sequía

Desde hace algunos años asistimos a un ciclo de estaciones muy diferente al que estábamos acostumbrados: vivimos inviernos inusualmente suaves y largos períodos de sequía que se alternan con meses de lluvias torrenciales que causan daños y peligros. El término “cambio climático” es aceptado hoy por la mayoría de la gente porque sus efectos son evidentes para todos.
Los huertos también se ven afectados por todas las variaciones de los datos climáticos, y quienes cultivan están un poco desorientados sobre cómo y cuándo organizar la siembra y el trasplante, y sobre todo sobre cómo gestionar el riego. La consigna entonces es la adaptación: hay que intentar hacer que el jardín sea capaz de soportar las variaciones anómalas, los picos de calor y las condiciones hídricas ahora tan desequilibradas.
A continuación ofrecemos 5 consejos relacionados con el problema de la sequía.
1 - Cuidado de la materia orgánica del suelo
La materia orgánica es aquel componente del suelo que representa un porcentaje mínimo respecto a la parte mineral, pero que es de importancia fundamental para la fertilidad. Además de mejorar la estructura del suelo y aportar nutrientes a las plantas, la fracción orgánica contribuye significativamente a la capacidad del suelo para retener agua, gracias a su "efecto esponja". Por ello, añadir compost maduro o estiércol cada año y practicar abonos verdes son opciones que van en la dirección de favorecer el almacenamiento de reservas de agua en el suelo. Este resultado es especialmente importante en suelos arenosos, que drenan muy bien y se agotan rápidamente de materia orgánica, debido a la rápida oxidación.
A la hora de realizar trabajos de incorporación de compost, estiércol y abono verde al suelo en grandes superficies, nos ayudan mucho las motoazadas, mientras que para pequeños huertos la clásica pala y azada siempre son suficientes.
2 - Acolchado
El acolchado es la operación de cubrir los espacios en el suelo no ocupados por los tallos de los cultivos, o más simplemente los espacios entre las plantas. La cobertura se realiza con sábanas negras clásicas o incluso con paja o heno, y tiene como principal finalidad evitar el crecimiento de hierbas espontáneas, es decir las llamadas malas hierbas. Sin embargo, un efecto igualmente importante del acolchado es reducir la evaporación del agua del suelo, manteniendo su humedad por más tiempo. Los cultivos cubiertos con mantillo se ven menos afectados por la sequía y pueden regarse con menos frecuencia.
3 - Estrategias antidesperdicio: recuperación de agua de lluvia y riego por goteo
La recolección de agua de lluvia es una práctica virtuosa y en general sencilla de implementar: se pueden colocar cuencas especiales o crear estanques artificiales, en los que también se pueden cultivar plantas acuáticas ornamentales como flores de loto. Si tienes un invernadero o un túnel, una muy buena técnica consiste en fijar dos canaletas a ambos lados largos de la estructura y hacer fluir el agua de las dos canaletas hacia los contenedores situados debajo, que se colocarán en cualquier número y se conectarán todos ellos con tubos de goma. Gracias a estas conexiones se aprovecha el principio de Arquímedes, según el cual un líquido alcanza el mismo nivel si se conectan dos recipientes en los que está presente. Sería genial instalar un grifo en el fondo de al menos uno de los contenedores, al que se pueda conectar una manguera de agua. De esta manera los cultivos de invernadero pueden regarse con el agua de lluvia que llega en abundancia durante los períodos muy húmedos.
Para el riego es recomendable instalar un sistema de riego por goteo, diseñado en función de la superficie del huerto y del número de bancales o hileras cultivadas. Las tuberías perforadas, colocadas en el suelo, están conectadas a grifos que pueden abrirse alternativamente y suministran agua lentamente, evitando pérdidas innecesarias. Estos sistemas permiten reducir el consumo de agua al mínimo.
4 - Distribución de las micorrizas
Las micorrizas son hongos microscópicos que entran en simbiosis con las plantas a nivel de la raíz y a cambio de los azúcares producidos a través de la fotosíntesis, proporcionan un estímulo al crecimiento radicular y una cierta protección frente al estrés. Existen en el mercado numerosos productos que contienen micorrizas que pueden distribuirse en el momento de la siembra, del trasplante o incluso más tarde. Los inóculos micorrízicos ayudan a los cultivos a resistir mejor los períodos de sequía: las raíces más desarrolladas pueden explorar mejor el suelo y también extraer agua de las capas más profundas.
5 - Sombreado
En verano, la sequía, sobre todo si va acompañada de temperaturas muy elevadas, puede penalizar gravemente el éxito de algunos cultivos, como las ensaladas. Por lo tanto, es útil considerar la instalación de mallas de sombra sobre los macizos de flores. Alternativamente, también se pueden cultivar algunas lechugas a la sombra de los árboles frutales presentes en el jardín.
En conclusión, podemos decir que los desequilibrios climáticos en realidad requieren un mínimo de ingenio y paciencia, pero aplicando los trucos descritos anteriormente aún podrás disfrutar de tu huerto.